Un Maravilloso Ministerio de Transformación de Gloria en Gloria

Escrito por :   Zac Poonen Categorías :   Struggling Devoción a Cristo
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Leemos en 2 Cor 3:18: Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu. Por esto, ya que por la misericordia de Dios tenemos este ministerio, no nos desanimamos. (2 Cor 4:1) El Apóstol Pablo habla acerca de un maravilloso ministerio del Espíritu que nos transforma de gloria en gloria mostrándonos la gloria de Jesucristo. En 2 Tes 2:14 el Apóstol Pablo dice "Para esto Dios los llamó por nuestro evangelio, a fin de que tengan parte en la gloria de nuestro Señor Jesucristo". El Apóstol Pablo estaba tan asido a este Evangelio que no sólo experimentó este ministerio, sino que deseaba llevar a otros cristianos hacia este maravilloso ministerio de ganar la gloria de Cristo.

Somos exhortados en Hebreos 12:1-2 a correr la carrera fijando nuestros ojos en Cristo, el autor y consumador de nuestra Fe. El Espíritu Santo nos muestra la hermosura de Jesús. Cuando Jesús estuvo en la tierra, nos habló mucho acerca del Padre. Jesús dijo en Juan 16:13,14: Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir. Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes. Si usted es lleno del Espíritu Santo, glorificará a Jesús y hablará más acerca de Él. El Espíritu Santo le revelará las cosas ocultas de Jesús. Si usted está interesado sólo en los aspectos externos de la vida cristiana, verá sólo los aspectos externos de Jesús, como los milagros que hizo cuando estuvo en la tierra. Si usted es un cristiano que valora su vida interior, tendrá el deseo de conocer acerca de la vida interior de Jesús cuando estuvo en la tierra. Tendrá el deseo de que su vida interna corresponda a su vida externa.

En Hebreos 5:7 está escrito acerca de Jesús que ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su reverente sumisión. Jesús no oraba para ser salvado de su muerte física. Jesús no quiso tener un pensamiento equivocado ni por un segundo. El no deseaba pecar ni una vez en ninguna área. Jesús no tenía ni un átomo de amor por el dinero. Por lo tanto oró, ya que tenía la necesidad desesperada de ser salvado de la muerte espiritual. Si su hijo está a punto de morir, usted no necesita ser exhortado para orar; orará desesperadamente desde el fondo de su corazón. Si está débil, orará automáticamente. La razón por la cual usted no ora para ser salvo del pecado es porque usted es bastante fuerte.

Jesús aprendió las escrituras entre los 5 y 12 años de edad lo que después le ayudó a superar las tentaciones. Jesús no era perezoso, sino diligente para conocer las Escrituras escuchando atentamente a sus padres en casa y en la sinagoga cuando las Escrituras eran leídas. Jesús no conocía las Escrituras de nacimiento ni automáticamente. Tome esto como un reto para conocer las Escrituras desde temprana edad. Para Jesús, Dios fue la persona más importante durante su vida en la tierra.

Dice en 2 Corintios 3:13 que Moisés puso un velo en su cara.¿Sabe qué es lo que le estaba sucediendo a la gloria en la cara de Moisés debajo del velo? En tanto que pasaba el tiempo, la gloria se aminoraba. Él puso un velo en su cara para que los hijos de Israel no vieran que estaba disminuyendo. Hay mucha gente hoy, en los que la gloria se va haciendo cada vez menor en su vida oculta. Cuando usted usa una máscara, pretende que todo está bien cuando no lo está. Cuando ya no somos honestos acerca de nuestra vida interior, podemos empezar a fingir y entonces tenemos que ponernos una máscara sobre nuestra vida. Cuando pretendemos que somos más espirituales que otros, no podemos ver la gloria de Cristo. Sin una máscara, podemos ver la gloria de Cristo. Quitémonos nuestra máscara. En el Año Nuevo, dirijámonos hacia el Espíritu Santo. No tenemos que esconder nada de nuestra vida oculta. Jesús nunca vino con un velo sobre Su rostro, porque en el nuevo pacto este velo es retirado. En 2 Cor 3:16 dice "cada vez que alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado "Ahora cuando vemos la gloria del rostro del Señor en la palabra de Dios, el Espíritu (2 Corintios 3:18) nos transforma a su semejanza con más y más gloria que aumenta todos los días.

En 2 Cor. 4:1 Pablo continúa describiendo su ministerio. "Por esto, ya que por la misericordia de Dios tenemos este ministerio, no nos desanimamos." (No nos desalentamos). También nos rehusamos a desanimarnos porque mantenemos nuestros ojos puestos en Jesús y pensamos en el tremendo ministerio que Dios nos ha dado." En 2 Cor 4:2 Pablo dice "hemos renunciado a todo lo vergonzoso que se hace a escondidas; no actuamos con engaño ni torcemos la palabra de Dios." No debe haber nada en su vida que tenga que esconder por vergüenza. Si hay algo que esconder, confiéselo, y haga las paces ante Dios.

Tomemos responsabilidad por nuestras fallas. Sin culpar a nadie más, como Adán. Confiemos en que Dios nos dará fruto de pureza, humildad, y de una pasión por conocer la mente de Dios a través de las Escrituras.

En 2 Corintios 4:5, el Apóstol Pablo dijo: no nos predicamos a nosotros mismos sino a Jesucristo como Señor; nosotros no somos más que servidores de ustedes por causa de Jesús. Proclamemos a Jesucristo como Señor y seamos también sirvientes de los demás.

Que el Espíritu Santo nos muestre la belleza de Jesús este Año Nuevo y nos transforme más y más a la semejanza de Cristo.