Escrito por :   Zac Poonen Categorías :   Juventud Líder Discípulos
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Todos los días tomamos decisiones acerca de muchas cosas. Realizamos decisiones respecto a cómo vamos a gastar nuestro dinero, o nuestro tiempo libre, o cómo hablaremos o de qué hablaremos acerca de alguien, o de cómo escribiremos una carta, o cómo reaccionaremos frente al comportamiento de otra persona, o cuánto tiempo dedicaremos a estudiar la Palabra, o en oración, o sirviendo en la iglesia, etc. También reaccionamos de manera específica con respecto al comportamiento de otras personas a nuestro alrededor desde la mañana, hasta la noche. Puede que no nos demos cuenta, pero tomamos alrededor de cien decisiones todos los días - y en cada una de esas decisiones estaremos optando si nos vamos a complacer a nosotros mismos o a Dios.

Muchas de nuestras acciones, no son el resultado de decisiones conscientes. Pero aun así, lo hacemos en una de estas dos maneras - o buscando complacernos a nosotros mismos o glorificar a nuestro Dios. Nuestras acciones inconscientes están determinadas por la manera en que tomamos nuestras decisiones conscientes. Finalmente, será la suma total de esas decisiones las que determinarán sin nos volveremos espirituales o carnales.

Piense en las millones de decisiones que hemos tomado desde que nos hemos convertido. Aquellos que han elegido consciente y consistentemente negarse a su voluntad propia, repetidas veces durante el día, para hacer la voluntad de Dios, se han vuelto espirituales. Por otro lado, aquellos que tan solo se han regocijado en el perdón de sus pecados, y que tan solo eligieron complacerse a sí mismo la mayor parte del tiempo, han permanecido carnales. Las decisiones de cada persona han determinado aquello en lo que finalmente se han convertido.

Hoy eres tan humilde y santo y amoroso como has decidido serlo, a través de las miles de decisiones que hayas tomado durante las distintas situaciones de tu vida en los pasados años. Considere el estado espiritual entre dos hermanos (ambos convertidos a Cristo en el mismo día), diez años después de sus conversiones. Uno de ellos es ahora un hermano maduro con discernimiento espiritual, al que Dios puede encomendar muchas responsabilidades en la iglesia. El otro es todavía un niño, sin discernimiento, y con la necesidad de ser constantemente alimentado y alentado por otros constantemente. ¿Qué es lo que ha hecho tan gran diferencia entre ambos? La respuesta es: Las pequeñas decisiones que han tomado durante cada día de los diez años de sus vidas cristianas.

Si continúan por el mismo camino, por otros 10 años más, la diferencia entre ellos sería aun mas marcada. ¡Y en la eternidad, sus diferentes grados de gloria será tan diferente como la luz emitida por una lampará de 2.000 Watts y otra de 5 Watts! "Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria." (1 Corintios 15:41). No sea pues débil de voluntad. Ejercite su voluntad para complacer a Dios en todo tiempo. Si usted se determina a ser fiel de ahora en más, no tendrá de que lamentarse en la eternidad, no importa cuánto pueda haber fallado en su vida pasada hasta el presente. Encontrará muchos creyentes a su alrededor, que no tendrán el mínimo interés de vivir de todo corazón, esa vida disciplinada. No los juzgue. No sea un Fariseo al despreciarlos. Preocúpese por usted mismo y no se entrometa en los asuntos de otra persona. Pero sea diferente. Deje que tan solo Jesús sea su ejemplo. Medite frecuentemente en el día en que deba de dar cuenta de su vida delante del tribunal de Cristo